Twitter quiere acabar con el acoso

twitterUn tuit, 140 caracteres, puede saber a poco, o puede ser un arma destructiva. Depende del uso. Twitter pretende servir como canal de difusión de imágenes, videos, enlaces e ideas, pero no de insultos y provocaciones. Una de las acusaciones más frecuentes era su escasa implicación y lentitud a la hora de resolver problemas de acoso en su plataforma.

Su último movimiento quiere acallar estas críticas. No resulta cómodo afrontar que tu casa es un lugar en el que el insulto vive a sus anchas si se pretende hacer de ella un lugar cómodo, que invite a pasar tiempo a más de 284 millones de usuarios activos. Dick Costolo, su consejero delegado, no se cansa de repetir que nacieron pensando en el teléfono móvil. Esta afirmación encaja con la mejora, un sistema de aviso y denuncia de abuso, acoso e insultos dentro de la propia aplicación para smartphones.

Cada día, en Twitter, se emiten más de 500 millones de mensajes. En cada uno de ellos, aparecerá un nuevo menú en la parte inferior derecha de la aplicación. Servirá para hacer una denuncia y detallar el motivo directamente, sin tener que salir de la misma y navegar por formularios que difícilmente se controlan desde el teléfono móvil. Más allá de la parte tecnológica, el factor humano se verá reforzado. Un portavoz de la empresa confirmó la contratación de especialistas en gestión de comunidad para agilizar el proceso. En la actualidad, la mayor parte de estas labores de estas labores se hacen desde Dublín, San Francisco y Tokio, con la intención de cubrir tres horarios distintos. Otro compromiso adquirido es la eliminación de las respuestas automáticas, que resultaba especialmente molesto en caso de emergencia. No habrá automatismo en ningún caso. Habrá siempre un humano detrás de cada situación, remarcan.

Al igual que sucede, por ejemplo, con los conductores de Uber, los usuarios tendrán una valoración de comportamiento para consulta interna. Lo que sí se podrá consultar será una lista con los perfiles que el usuario ha bloqueado. Esta es la función que más van a potenciar y desarrollar para promover el control de insultos y minimizar su eco.

El historial de escándalos no tiene fin, pero sí algunos hitos. Desde bulos como la muerte de Robin Williams el pasado mes de agosto, amenazas de muerte a una activista británica que pedía que se incluyese la imagen de la escritora Jane Austen en un billete, a los insultos que recibió la hija de Robin Williams tras la muerte de su progenitor este verano. El último caso ha sido el de Anita Sarkeesian y el denominado Gamergate. La académica hizo un estudio en el que sacaba la luz la forma en que se representa a las mujeres en los videojuegos. Harta de recibir amenazas de muerte de adolescentes, decidió buscar a sus madres a través de Facebook y compartir con ellas el contenido de los mensajes para que corrigieran la conducta.

Twitter sabe que convertirse en un espacio sin ley puede costarle la confianza tanto de los consumidores como de los inversores. En el verano de 2013, Hanna Smith, una joven británica de 14 años, se quitó la vida tras no superar la presión sufrida en una red social de preguntas y respuestas. Pidió una opinión y le llovieron las ofensas. David Cameron reclamó que boicotease cualquier servicio que no asumiera responsabilidades ante este tipo de situaciones. El resultado es que, un año y medio, después la relevancia del servicio letón Ask.fm es escasa. Entonces contaba con 52 millones de usuarios activos.

Fuente: El País.