«Sí, es verdad. Estoy aquí». Con estas palabras, Brad Pitt inauguró hace unas semanas su cuenta en Weibo, el ‘Twitter chino’, probablemente consciente de las oportunidades podrían llegarle algún día de aquel punto del planeta.
Su iniciativa recibió en solo unos minutos el aplauso de los usuario, y en dos horas el tuit del protagonista de El árbol de la Vida había recibido 8.000 comentarios y había sido reenviado 20.000 veces. En cuanto a su cuenta, ya contaba con 73.000 seguidores.
El por qué su perfil desapareció poco después de Internet es un misterio, aunque hay quien considera que su retirada responde a la misma razón por la que no es invitado en persona a China: su actuación en el filme Siete Años en el Tíbet, censuradísimo por las autoridades del régimen comunista.
Como Pitt, cada vez son más las celebridades occidentales que que prueba a promocionarse en el gigante asiático por medio de las demandadas redes sociales chinas.
Además, el caso del consorte de Angelina Jolie no es el más sondado ni el pionero en el mundo digital de China. Tom Cruise le lleva la delantera desde hace tiempo, con más de un millón de seguidores en Weibo, moda a la que se ha sumado una joven pero no menos famosa cara del gremio hollywoodiense, Emma Watson.
Tanto para los actores como para el resto de artistas que han creado su cuenta en la red —Britney Spears, Backstreet Boys y Shakira, entre otros—, Weibo es la puerta de acceso más sencilla al gran público chino y menos fácil de conquistar debido al control que ejerce el régimen comunista sobre lo que llega al país asiático.
«Muchas celebridades utilizan Weibo por motivos económicos, ya que tienen interés por las oportunidades que les puede brindar el mercado chino», remarca Li Chunlin, directora del Centro de la Juventud de la Academia China de Ciencias Sociales, que también ve posible —aunque de forma más minoritaria— «las predilecciones personales».
Además de impulsor de la fama en el mundo de la farándula, Weibo se ha convertido en plataforma para empresarios del caché de Bill Gates, fundador de Microsoft, que cuenta con nada más y nada menos que tres millones de seguidores en la red social china.
Hugo Boss o Paris Hilton no le van a la zaga, y la polifacética nieta del magnate hotelero ha demostrado ser, además, una visionaria de las redes sociales, en las que deja grabados sugerentes mensajes de voz para dar realismo a su perfil digital y acercarse aún más a sus seguidores.
Weibo también sirve de herramienta de promoción de deportistas, tal y como ha comprobado el antiguo jugador de la NBA Stephon Merbury, que discute con algunos de sus más de 780.000 seguidores su juego en los Beijing Ducks.
Perfiles no oficiales, también en auge
Los perfiles oficiales de los personajes populares se alternan con los no autorizados, aquellos creados por sus propios seguidores para intercambiar con otros fans las noticias de sus ídolos, caso del que incumbe al presidente estadounidense, Barack Obama.
Curiosamente, el que será su homólogo chino en menos de un mes, Xi Jinping, vio cómo su fama se disparaba entre los internautas gracias a las instantáneas del líder que filtraba un misterioso fan a través de una cuenta de la red de microblogging.
Tal fue el boom en el país asiático que pronto surgieron especulaciones de que podría ser gestionada por alguien próximo al secretario general del Partido Comunista, un rumor que el anónimo bloguero desmintió con un post que rezaba: «Soy sólo un ciudadano corriente, un trabajador ordinario… Ni un miembro del Partido ni un funcionario».
Cercano o no al mandatario, su cuenta ‘Grupo de fans para aprender de Xi demostró, una vez más, la inmensa capacidad de difusión y «seducción» de las redes sociales. Algo que ya es un secreto a voces para el misterioso Partido de la superpotencia asiática.
Se calcula que Weibo posee unos 500 millones de usuarios, una cifra similar a la que alcanzó Twitter a mediados de 2012.
Fuente: 20 minutos / EFE.