Son las etiquetas que empujan a la venta de productos tecnológicos. El marketing los hace libres y próximos a los humanos. «El más potente», «el más grande», «el más pequeño». A finales de los años noventa los fabricantes de teléfonos móviles buscaban lanzar aparatos cada vez más pequeños, ínfimos, que cupiera en un bolsillo con las llaves incluidas. Ahora, la tendencia es agrandar a este aparato que llevamos a cuestas cada día y del que no nos desprendemos de él ni un segundo. Ni para ir al baño.
Y una de esas etiquetas con las que tratan de asombrar a los consumidores con increíbles dimensiones que a veces rozan la obsesión. Sin duda, frente a esos teléfonos móviles cada vez más gigantes está la contrapartida que no entra en un bolsillo de un pantalón de jean medio. Pero lo solucionan adelgazando su grosor. Así ha querido ofrecer Huawei su último teléfono, el Ascend P7, un terminal de solo 6,5 milímetros, un espesor ligeramente superior al Ascend P6, presentado el pasado año (6,18 milímetros). En ese apartado, se ha exhibido como uno de sus puntos estrella al superar con creces a sus rivales al ser considerado como uno de los «smartphones más delgados».
Otro de los más delgados es el actual buque insignia de Apple, el iPhone 5S, que cumple las expectativas con solo 7,6 milímetros. Esta compañía podría renovar este modelo con el llamado iPhone 6, que además de ser más grande, sería a su vez más delgado que su antecesor, rompiendo si cabe moldes en este segmento en el que compiten las marcas.
En esta pequeña batalla ha querido entrar una firma china dispuesta a superar todos los récords establecidos hasta la fecha al ofrecer un terminal de tan solo 5,6 milímetros, un tamaño similar al del Gionee Elife S5.5, que se ha anunciado como el más delgado. Solo por poner varios ejemplos recientes, el Samsung Galaxy S5, llamado a ser el superventas del año, tiene unos 8,1 milímetros, mientras que el Sony Xperia Z2, otro de los gama alta actuales, tiene unos 8,2 milímetros.
Aspectos como la mejora de la eficiencia de las baterías, la reducción del espesor de las pantallas, los procesadores cada vez más pequeños o incluso las tarjetas nano SIM han favorecido a la oportunidad de reducir la corpulencia de los terminales. Pese a todo, ¿hasta dónde un solo milímetro es capaz de resultar más competitivo frente a otros rivales? Mientras se investiga en nuevas pantallas flexibles, que aún no están tan avanzadas como parece, los teléfonos móviles tendrán que contentarse con ir hacia la extrema delgadez.
Fuente: Abc.es