Los emoticonos (expresivas caras formadas por signos ortográficos) y sus primos más sofisticados, los emojis (dibujitos como los que incluye WhatsApp), han marcado de forma definitiva las comunicaciones en la era de Internet, especialmente desde la aparición de los smartphones. ¿Qué sería de los mensajes diarios entre teléfonos móviles sin las caritas felices, los corazones, los guiños y los excrementos sonrientes?
Dentro de poco, esos populares íconos verán ampliado su número con 250 nuevas incorporaciones, dos centenares y medio de nuevos dibujos entre los que se encuentran un lazo solidario, la cruz latina, un golfista, diskettes de computador, el famoso saludo vulcaniano de Star Trek y la puñeta (la señal grosera de cerrar el puño y levantar el dedo corazón).
Pero, ¿por qué se han elegido estos íconos y no otros?, ¿quién ha tomado la decisión?, ¿y cuándo estarán disponibles? Lo primero que conviene saber para entender las respuestas a esas preguntas es qué son los emoji y cómo llegaron a ser algo cotidiano en las comunicaciones electrónicas.
Cuando se envía un mensaje de texto de un dispositivo electrónico a otro, en realidad no se envían letras sino números, que es lo único que entienden los sistemas informáticos. El teléfono toma el texto escrito, lo descompone en una secuencia de números (los bytes) y lo envía a otro teléfono que lo reconstruye como texto gracias a las fuentes. Esto es posible gracias a un sistema llamado Unicode que vincula cada carácter, ya sea una letra, una marca de puntuación, un signo específico de una lengua determinada (nuestra eñe, el alfabeto cirílico, los caracteres chinos…) o un emoji con un código numérico específico.
Sin embargo, los emojis no estaban incluidos en Unicode desde el principio. Nacieron en 1998 en Japón, de ahí que muchos de ellos sean íconos referentes a la cultura popular japonesa muy poco utilizados —o prácticamente desconocidos— en Occidente. Las tres principales compañías de telefonía móvil japonesas los incluyeron como estándar en el software de sus dispositivos y en seguida se convirtieron en parte de la cultura nipona.
En aquel entonces, si un japonés enviaba un mensaje con un emoji a un teléfono móvil europeo, el receptor no podía ver el dibujo sino un galimatías sin sentido. No fue hasta el año 2010 cuando el Consorcio Unicode, formado por compañías como Apple, Google, IBM y Microsoft, decidió incluir los emojis en el código mediante una actualización del mismo, el Unicode 6.0. De este modo, los emojis pasaron a formar parte estandarizada de las comunicaciones electrónicas.
A pesar de ello, los emojis —al igual que las letras, los números y otros signos— son diferentes dependiendo de la aplicación. Esto es así porque el aspecto final de cada símbolo depende de la fuente. No es el consorcio el que diseña los íconos sino que son compañías como Apple, Google y Microsoft las encargadas de crear los dibujos que aparecerán en sus respectivos servicios.
Los nuevos emojis
El pasado mes de junio, se lanzó Unicode 7.0, una actualización del código que añade 250 nuevos emoticonos que no son precisamente nuevos. En su mayor parte se trata de símbolos que llevan usándose desde 1990 como parte de las fuentes Wingdings y Webdings, de Microsoft Office. Aunque estos dibujos ya forman parte de Unicode, no podrán utilizarse hasta que las grandes compañías lancen una actualización que incluya los nuevos emojis para sus dispositivos. Ninguna de ellas ha dicho todavía cuándo los tendrán listos, pero es seguro que ya están trabajando en ello.
El consorcio no funciona como un consejo de sabios que de repente decide que hace falta crear un ícono de una cruz, sino que se trata de un grupo que analiza las propuestas de incluir nuevos dibujos y que tan sólo les da su visto bueno si se demuestra que su uso ya está extendido en otras formas de comunicación basadas en texto como los medios impresos, la escritura o, como en este caso, procesadores de texto específicos de alguna compañía.
Cualquiera puede proponer la inclusión de un carácter o un ícono al código Unicode, pero se trata de una largo y complejo proceso en el que hay que demostrar que su uso es cotidiano y que realmente existe un hueco importante sin cubrir por parte del sistema.
El grupo que gestiona Unicode suele lanzar una actualización al año aproximadamente. Esta última versión, aparte de los nuevos íconos, incluye adiciones tales como 23 caracteres de lenguas minoritarias de Asia y África y un sistema fonético diseñado específicamente para el manejo de los dialectos alemanes.
Fuente: 20 Minutos.