Desde sus comienzos en la década del 90 de la mano de Tim Berners-Lee, la World Wide Web, o Web a secas, logró consolidarse como uno de los servicios de Internet más usados en todo el mundo, junto al longevo y vigente correo electrónico. Basado en el protocolo HTTP, el conjunto de normas que permite su funcionamiento tal como lo conocemos en las últimas décadas, recibirá su mayor actualización desde 1999 con la llegada de HTTP/2, una nueva versión que promete poner al día al servicio Web a las exigencias actuales.
El HTTP (protocolo de transferencia de hipertexto, según sus siglas en inglés), es familiar para la gran mayoría de los usuarios de Internet al ser una parte distintiva de las direcciones web, y cumple un rol fundamental entre la comunicación que se establece entre los servidores que almacenan los sitios web y los navegadores que acceden a dichas páginas, tanto desde una computadora personal como desde un dispositivo móvil, sea un smartphone o tableta.
La actual versión de HTTP es la 1.1, usada por la mayoría de los sitios web presentes en Internet. Esta nueva actualización, denominada HTTP/2, promete acelerar la navegación (es decir, la carga de sitios y servicios en línea) al emplear nuevas formas optimizadas de comunicación entre los servidores y los navegadores que hacen un uso más eficiente de las conexiones (compresión de datos, multiplexación para responder a peticiones simultáneas usando menos conexiones, envío forzado de datos tipo push).
Su desarrollo está basado en SPDY, un protocolo desarrollado por Google para optimizar el transporte de los contenidos en la Web, y que fue adoptado por los principales navegadores, tales como Chrome, Firefox e Internet Explorer.
La compañía estadounidense dejará de lado a SPDY a favor de HTTP/2, un estándar aprobado por el Internet Engineering Task Force, el organismo que reglamenta y documenta las diversas normas que permiten el funcionamiento de los diversos servicios de Internet.
La actualización a la norma será transparente para el usuario, que no deberá modificar el hábito de escribir HTTP:// al comienzo de cada dirección web, una acción que ya automatizan los navegadores a la fecha, y que ahora se adaptará de acuerdo a la versión del protocolo que utilice el servidor web.
Fuente: La Nación.