Apple pretende marcar un antes y un después con el nuevo Apple Watch. Al igual que hizo en su momento con la telefonía móvil, reinventada con sus iPhones, la empresa de Cupertino quiere volver a hacer historia con sus «relojes inteligentes». Aunque no han sido los primeros en lanzar este tipo de dispositivos al mercado, sí están convencidos de que se trata del mejor. Y puede que lo sea porque no ha sido hasta ahora cuando un sector, aparentemente ajeno a Apple, se ha puesto en pie de guerra: los relojeros suizos.
¿Ataca la compañía de Tim Cook a este tradicional gremio? Para muchos, la respuesta es indudable: sí. Firmas como Guess, con su Guess Connect, o Richemont, que bajo su marca Montblanc ha lanzado su pulsera TimeWalker Urban Speed, mezcla de reloj tradicional con correa intercambiable y conexión vía Bluetooth, cuentan ya con sus propios «wearables» y aunque mientras que, por un lado, creen que, gracias a Apple, la venta de estos dispositivos se va a disparar, temen que muchos jóvenes recurran al Apple Watch y se olviden, como ha pasado hasta ahora, de los relojes inteligentes suizos.
Por esta razón, Swatch ya ha anunciado que está trabajando en sus propios dispositivos. «Apple no es la única compañía que va a lanzar un reloj inteligente al mercado», ha declarado recientemente Nick Hayek, consejero delegado de Swatch, el grupo relojero más grande del mundo. «No es una amenaza, sino una gran oportunidad para nosotros y la industria relojera suiza», cree.
Elmar Mock, confundador de Swatch, por su parte, cree que Apple tendrá el éxito esperado. Por tanto, la presión que va a ejercer sobre la industria relojera tradicional es inevitable. Augura que la compañía venderá entre 20 y 30 millones del Apple Watch. Teniendo en cuenta que la industria relojera suiza vendió el pasado año 28,6 millones de relojes, hay motivos suficientes como para preocuparse.
Y muestra de ello son las reacciones que se están sucediendo. La firma Frédérique Constant acaba de lanzar al mercado su propio Horological Smartwatch. Se trata de un dispositivo con comunicación bidireccional con iPhone y Android. «Es la síntesis de la innovación de alta tecnología y la artesanía tradicional reloj suizo; el enlace entre moderno y clásico, y el puente entre Silicon Valley y Suiza», asegura la compañía.
Este reloj inteligente no tiene pantalla digital. La información se muestra de forma analógica y cuenta con un sensor, patentado por MotionX, que rastrea los patrones de actividad y sueño y se sincroniza automáticamente con las aplicaciones de los «smartphones», tanto con iOS como con Android.
Un modelo de negocio por descubrir
El fabricante suizo Mondaine presentará el 19 de marzo en la Baselworld 2015, la feria más importante de sector de la relojería y joyería, el Helvetica No. 1 Smart, su primer reloj inteligente. Lo mismo va a hacer Festina mientras que Tag Heuer prepara a lo largo de este año un reloj con conexión a internet.
Así que el mercado cambiará aún más. Y más teneniendo en cuenta datos como el que dio UBS a finales del año pasado, cuando en un estudio aseguró que Apple podrían vender durante el 2015 hasta 24 millones de relojes inteligentes.
«Se está subestimando la capacidad de respuesta de la relojería suiza», ha comentado ya en varias entrevistas Jens Krauss, del Centro Suizo de Electrónica y Microtécnica (CSEM). El experto asegura que el gremio lleva ya tiempo trabajando en este tipo de dispositivos pero ha preferido esperar porque «el modelo de negocio de los relojes inteligentes aún no está claramente definido», aseguraba en una entrevista a «Le Temps».
Tal vez, los suizos han preferido ser precavidos y se han guardado un «as en la manga» a la espera de cómo reacciona y evoluciona el mercado con la venta del Apple Watch a partir del 24 de abril. La batalla, por tanto, acaba de empezar.
Fuente Abc.es